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Cuando un delirio es de todos no parece patológico. Creernos dueños del planeta es un delirio imperceptible pero cargado de consecuencias.
Los seres humanos creemos varias cosas, con tal convicción que actuamos como si fueran ciertas.
Indirectamente estoy diciendo que estamos un poco locos pues los psicóticos suelen delirar.
El delirio es un estado de convicción (ausencia de dudas, certeza plena) desajustado con la realidad. Por ejemplo, quien se cree Napoleón hará todo lo que (según él) haría ese personaje.
Los humanos creemos (deliramos) que somos los dueños del planeta
Como los delirios poseen coherencia interna, al creernos dueños actuamos tomando decisiones, haciendo previsiones, administrando, cuidando, ... como haría un dueño con su parcela, con su vehículo, con sus muebles.
Este delirio de propiedad que padecemos no es patológico porque todos pensamos y sentimos lo mismo. Decimos que algo está enfermo cuando le ocurre a una minoría fácilmente criticable, descalificable, gobernable, discriminable, o sea:
Son enfermos los integrantes de minorías diferentes que no tienen poder. Si los «diferentes» son muchos o, son pocos pero muy poderosos, entonces esa diferencia no la consideraremos patológica. Así funciona nuestro precario discernimiento.
El delirio de propiedad sería más moderado si los humanos aceptáramos formar parte de la naturaleza, no en calidad de propietarios sino de simples ocupantes, habitantes, «inquilinos».
Este afán de poseer podría ser la causa de que los más poderosos se sientan dueños del planeta y, por extensión, descuido, atolondramiento, también de otros humanos.
Observemos que las mujeres son como la tierra porque en su vientre germinan nuevos seres humanos; los labriegos son como los pájaros e insectos que instintivamente contribuyen a trasladar polen y semillas, favoreciendo la reproducción del reino vegetal.
Los (¿saludables?) delirantes más poderosos terminan creyendo y actuando como si fueran los dueños del planeta, las mujeres, los labriegos.
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13 comentarios:
Si nosotros no somos los dueños, entonces quién? ¿Dios?
¿Por qué todo tiene que tener un dueño?
Somos habitantes del planeta como somos habitantes de nuestra patria.
De la patria también nos sentimos dueños.
El pueblo judío tenía una patria pero sentía la necesidad de ser dueño de un territorio.
Nos sentimos dueños del planeta porque, en apariencia, somos quienes más lo hemos modificado.
Me interesa saber en qué acciones humanas está pensando cuando afirma que los humanos nos adueñamos del planeta.
Podríamos comenzar por renunciar a ser dueños de la tierra. Y seguir con la renuncia a la propiedad de la tecnología y las máquinas. Iríamos acercándonos a un modelo de funcionamiento socialista... pero parece que aún no es tiempo.
Intentamos hacernos dueños de lo que necesitamos, lo que deseamos y lo que usamos.
Para hacerse dueño hay que tener el poder, la fuerza, la capacidad, la vocación, de controlar aquello de lo que nos apropiamos. Tratamos de controlarlo para que nunca nos falte. En ese intento, de última lo que buscamos es sobrevivir y ser felices.
Mi hermano dice que si lográramos sentirnos bien, sentir alegría, por el sólo hecho de existir, casi todos los problemas imaginables estarían solucionados.
Hay formas de existir que son una tortura, Alba.
Los grandes capitalistas son esos delirantes poderosos que terminan creyendo y actuando como si fueran los dueños del planeta, las mujeres, los labriegos.
Ahora y con toda razón, la esclavitud nos resulta inaceptable. ¿Seremos capaces de imaginar en este momento, cuáles de nuestros usos y costumbres resultarán inaceptables dentro de 500 años?
Quizás no nos sintamos dueños, sino simplemente que nos adueñamos. Usamos al planeta para vivir. El planeta no necesita usarnos a nosotros. Su existencia no depende de la de la existencia del humano. Hay una relación de dependencia unilateral por parte nuestra. Dadas así las cosas, me pregunto si podría ser de otro modo.
Es necesario que tomemos precauciones, cuidemos, planifiquemos, administremos. Hacemos todo eso con el planeta porque no podemos sobrevivir como especie, si estamos en medio del caos. Esa parte de ser dueños, es la de ser responsables. Es absolutamente necesario para no terminar con nuestros recursos.
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