Las iglesias son expertas en lograr la fidelidad de sus clientes.
Hasta donde puedo entender, las religiones (quizá todas, no estoy seguro), son expertas en la hipocresía (es decir, expertos en fingir sentimientos positivos) y son particularmente efectivas porque saben mucho de nuestra psiquis.
Como subsisten gracias a que saben reunir a gran cantidad de gente bajo una creencia que les impone ciertas conductas, ritos y contribuciones económicas, también son expertos en propaganda y marketing.
Me consta que los adherentes a alguna religión no leerán esto con beneplácito, y también me consta que no quiero molestarlos injustamente.
Hubo un momento muy interesante durante la vida de Jesús que hoy quiero compartir contigo.
Durante (lo que después se supo que era) la última cena, cuentan que todos los apóstoles aspiraban saber del líder, quién de ellos era el más valioso, importante y amado por el maestro.
En aquella época y lugar, la tarea de lavarle los pies a un tercero sólo era realizada por personas de la menor categoría social: los esclavos.
Sin embargo, mientras todos querían sobresalir, ganar prestigio y jerarquizarse, Jesús no hizo otra cosa que lavarle los pies de los demás comensales.
El lavamiento de pies se incorporó como rito (por lo menos en la Iglesia Católica) y así tenemos que las más altas jerarquías eclesiásticas simulan ser muy humildes (por eso hablo de hipocresía), lavándole los pies a clérigos o personas, muy humildes.
Circula el chiste según el cual, «Si ves a un judío tirarse por una ventana, tírate tras él porque seguramente es negocio».
Para nuestro tema también vale: Si una religión experta en marketing como la Católica, simula ser humilde al menos una vez cada tanto, seguramente a todos nos convenga aparentar sumisión ante nuestros clientes, al menos una vez cada tanto.
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14 comentarios:
Debo reconocer que muchas veces soy hipócrita a conciencia, pero muchas más lo soy sin darme cuenta. Así sucede con la mayoría de las personas religiosas; tienen una hipocresía completamente inocente. En general no traen buenos resultados los intentos por hacérselos ver.
Es lógico que una religión pregone la humildad, porque esta va asociada a la no violencia. La violencia habitualmente provoca sufrimiento a los humanos, y las religiones, con todas sus incoherencias y contradicciones, no hacen más que buscar un camino para lograr la felicidad humana.
Aparentar sumisión frente al cliente es tan sencillo! No entiendo por qué a veces cuesta tanto. El cliente se dispone a recibir un bien o un servicio, por lo tanto se ubica en una posición de humildad. Desaprovechar esta disposición es imperdonable.
El empleado sólo se perjudica de forma indirecta cuando el cliente es maltratado.
Mi primo se pasó de la raya de tan sumiso; tanto que le aconsejaron que aparentara sobervia. Coma la sobervia es muy difícil de aparentar, continuó siendo miedoso, y aparentando sumisión.
De tanto aparentar llega un momento que uno ya no sabe ni quién es.
Después del lavamiento de pies, Rita se incorporó como Rito.
Esos cambios bruscos me desconcietan.
Sus argumentos son convincentes. Intentaré simular humildad para prosperar en mi negocio.
A propósito, qué entienden los católicos por humildad?
Las más altas jerarquías
y las malas compañías
simulan ser humildes.
Los hombres piadosos
y los bajos instintos
simulan ser distintos.
Desde que el levantamiento de pies se impuso, todos van a la pedicura.
Lavarse las manos antes de comer es para haraganes. Los virtuosos se lavan los pies.
La historia no me convence. Jesús ya tenía su prestigio ganado.
La humildad sirve para no quedar en ridículo tan a menudo.
El cliente siempre tiene la razón. Cuando la tiene y cuando no la tiene. Claro que si el cliente busca una razón, ahí se puede ser un poco agrandado.
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