domingo, 28 de noviembre de 2010

¡Sonríe! Los poderosos te aman

En otro artículo reciente (1), exponía algunas observaciones discretamente paranoicas, aunque no por eso exentas de realismo.

Lo útil de hablar sobre lo que nos ocurre y pensamos —haciendo uso de la tan mentada libertad de expresión—, es que podemos hacernos responsables de nuestra existencia.

Esta aseveración se verifica tan solo prestándole atención al atraso cultural que ocurre en los regímenes que, directa o indirectamente, coartan la posibilidad de escuchar todas las opiniones.

Sin embargo, no podemos caer en la ingenuidad de suponer que existe algún lugar del planeta donde, además de estar habitado por seres humanos, también exista libertad irrestricta, un respeto absoluto por los ciudadanos y una justicia incuestionable.

Los humanos nos aseguramos la disconformidad que demanda el fenómeno vida para conservarse (ver la fundamentación en el blog titulado Vivir duele ), poseyendo dos niveles de pensamiento:

— uno ideal (encargado de imaginar, diseñar y soñar con todo lo perfecto) y otro

— real (encargado de percibir —hasta donde puede— lo que efectivamente ocurre).

Con este conflicto interior y vitalicio, observamos —por ejemplo—, qué conductas nos inducen mediante un adoctrinamiento propagandístico, para debilitarnos y volvernos más dóciles ante los poderes del Estado:

— Nos inculcan el odio a nuestro tejido adiposo, convenciéndonos mediante argumentos insidiosos, que esa parte nuestra, nos matará;

— La insidia se refuerza dramáticamente porque el cáncer también es un tejido autogenerado, del que todos conocemos que no presagia nada bueno;

— Para huir de ese enemigo propio, tenemos que correr, levantar pesos, sacudirnos, agitarnos, gastar energía (también nuestra, odiosa, tóxica, enfermante);

— Malgastar energía propia nos sugiere muy sutilmente, que también debemos temerle a nuestro ánimo, a nuestro pensamiento, a nuestra psiquis, porque está en la creencia popular que la vida es esa energía vital que ahora nos inducen a despilfarrar porque nos produce una obesidad terminal.

(1) La Gestapo descafeinada

Artículos vinculados:

La gorda libertina y el gordito simpático
La enfermedad perfecta
Pobreza es temer al deseo

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10 comentarios:

Mariela dijo...

No es malgastar energía, usarla para segregar endorfinas. Luego nuestro cerebro nos permitirá vivir con más intensidad.

Elbio dijo...

Nos hemos forzado a creer que la belleza es esbelta y musculosa. Que las arrugas y las canas son feas. Que ser alto es maravilloso.
Todo esto quizás para generarnos un malestar que nos impulse a realizar acciones de dudosa practicidad: inventar cremas de belleza, diferentes métodos para ejercitar el cuerpo, tinturas para el cabello, deformaciones en nuestra psiquis que nos hacen pensar en la vejez como en una maldición.

Natalia dijo...

Circula la hipótesis de que el cáncer es disparado por duelos profundos.

Filisbino dijo...

Es útil desarrollar teorías coherentes para explicar la realidad, para orientar la investigación y para que los datos surgidos de la investigación, puedan incertarse de manera lógica en una teoría que nos permita avanzar en algún sentido.
Pero no son útiles los bolazos. Todos nos apresuramos en dar respuestas, y si no las tenemos las inventamos. Eso retraza el desarrollo de la ciencia.

Alicia dijo...

El tejido adiposo en exagerado exceso(valga la redundancia), no parece útil para conservar al individuo y a la especie. Al menos así era hace unos miles de años. Hoy la velocidad depende más de los medios de locomoción a los que podamos acceder.
La obesidad mórbida supone un mal funcionamiento del sistema endócrino; desde ese punto de vista no cabría duda de que nos perjudica.

Ingrid dijo...

Mariela y Alicia dicen cosas muy razonables, plenas de sentido común.
Pero, por qué todos debemos ser saludables? Y, alcanza un buen estado físico para serlo? Cuál es la importancia que le damos a la posibilidad de disfrutar del tiempo libre, vincularnos, tener un manejo positivo del estrés?
Pero vuelvo a mi primer cuestionamiento. Quién se cree capaz de arrogarse el poder de inventar leyes y decretos que nos obliguen a vivir el mayor tiempo posible. O es que primero hay que producir algo socialmente valioso para tener derecho, como Onetti, a vivir la vida desde una cama.

Federico dijo...

El planteamiento de Ingrid me parece sumamente antisocial, egoísta, contracultural. Ella parte de la base de que el ser humano es un individuo aislado del resto. Si las conductas personales afectan perjudicando al resto, no importa, que cada cuál se las arregle.

Marina dijo...

Claro que le temo a mi estado de ánimo, a mi psiquis! Si funciona mal puedo quedarme sin trabajo, perder el derecho a criar a mis hijos, ser encerrada en un hospital, vivir idiotizada por la micronarcosis y todo tipo de drogas legales.
Odio que ese temor se nos haya inducido, pero lo cierto es que las cosas son así y hay que vivir con estas reglas de juego.

Gabriela dijo...

Creo que el Licenciado denuncia la realidad, la cuestiona, pone de relieve lo que pasa desapercibido; no para pretender que elijamos vivir fuera del mundo real. Creo que la intención es que podamos pensarnos, para aportar nuestro granito de arena en cambios que sean positivos para todos, aunque esos cambios lleguen después de que se apague nuestra vida. En un mundo "desarrollado" donde las utopías han quedado olvidadas, y las posibilidades de ensayar cambios son miradas como románticos impulsos infantiles; los planteos que leo en estos blogs son una bocanada de aire fresco.

Olegario dijo...

Nunca faltan clientes para los disparates del Licenciado. Hay público para todo.