domingo, 1 de agosto de 2010

Cazar con viento, no es fácil

El estado de ánimo se define como «una emoción prolongada que colorea el estado físico general».

Les presentaré algunos estados de ánimo, conocidos por todos, para compartir una idea.

Tranquilidad: En este caso, estamos distendidos, ni alegres ni tristes, indiferentes pero conscientes, satisfechos, cómodos, no nos duele nada, ningún estímulo (necesidad o deseo), nos presiona.

Optimismo: Ahora tenemos algo entre manos. Alguna idea que nos preocupa, nos hace observar dónde estamos, dónde estaremos, percibimos amenazas y simultáneamente soluciones, formas de evitarlas o de contrarrestar los perjuicios que pudiéramos padecer.

Alegría: Algo nos salió bien, nuestro ego está siendo acariciado por algo o por alguien. Hasta no hace mucho estábamos incómodos, molestos, doloridos, preocupados, pero ahora sentimos alivio con la esperanza de que tendrá larga duración.

Euforia: Lo que nos ocurrió es demasiado positivo, sentimos un gran placer, más de lo habitual, tenemos casi la certeza de que a partir de ahora nuestra vida será así casi todo el tiempo. Vivir se nos presenta como algo fácil. Tenemos mucha fuerza, energía, tolerancia, resistencia a la fatiga y las dificultades parecen pequeñas, fácilmente superables.

Manía: Algún desorden orgánico está comprometiendo zonas cerebrales que influyen sobre el humor y la percepción. No podemos controlar nuestra alegría, estamos hiperactivos, nos sentimos omnipotentes, todo nos parece posible, «querer es poder», no podemos dejar de reír por cualquier cosa, hablamos inconteniblemente, sentimos la autoestima muy elevada, tenemos baja tolerancia a la frustración y nos irritamos con facilidad.

Nuestro pensamiento, forma de percibir, de razonar, de evaluar, son sensibles a los estados de ánimo.

Me recuerda la mira del arma del cazador que debe ajustarse según el viento.

Quienes se caracterizan por los cambios de ánimo, toman decisiones con mejor puntería, si tienen en cuenta esos fenómenos naturales («los vientos anímicos»), con los que conviven.

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11 comentarios:

Flora dijo...

Mis estados de ánimo denuncian la existencia de ciclones imperceptibles a los instrumentos meteorólogicos.

M. Eugenia dijo...

Y cuando los estados de ánimo no son prolongados, sino que sólo prolongan tu miseria emocional?

Lidia dijo...

Esto que usted dice hoy, es muy útil para mí.

Pedro dijo...

Tuve un maestro que siempre nos decía que a las decisiones importantes había que dejarlas madurar antes de tomarlas.

Lola dijo...

Mi estado físico se colorea de rojo cuando te ve, papucho.

Tiago dijo...

El pesimismo no te permite tomar decisiones que te ubiquen en la alegría.

Rodolfo dijo...

No puedo lograr un estado de tranquilidad cuando se trata de hablar en público. Creo que tengo una convicción muy vieja, de que me equivocaré y seré castigado de alguna manera muy inquietante para mí.

Tania dijo...

Mi marido ya me conoce y cuando estoy maníaca me disuade para que no salga de compras.

Rulo dijo...

La jefa se pone eufórica cuando se trata de planificar el trabajo anual.

Martín dijo...

Andá a saber cómo será el día del docente cuando me evalúe.

Tatiana dijo...

Digo lo mismo que Martín pero pienso en el psicodiagnóstico que me pidieron en el liceo.
Cuál será el estado de ánimo de la psicóloga?
Y cuál será el mío?