domingo, 18 de julio de 2010

Dame, por favor. Gracias.

Las personas muy agradables, no han tenido más remedio que aprender el arte de negar porque, a lo largo de sus vidas, muchas veces han recibido invitaciones, solicitudes y ofrecimientos, que —por algún motivo— tuvieron que rechazar.

El carisma, la simpatía, la belleza física, son características que atraen el interés de los demás y no siempre es posible o conveniente, atender las demandas.

Negarse es un arte. Todos traemos el talento suficiente, pero generalmente se mantiene sub-desarrollado porque algunas inhibiciones psicológicas obstaculizan el crecimiento en esa área.

Quienes padecen una baja tolerancia a la frustración, reaccionan mal ante las negaciones que reciben.

Esta sensibilidad personal, los predispone negativamente hacia cualquier experiencia de ese tipo, y por eso, cuando tienen que rechazar alguna solicitud, lo hacen con el prejuicio de que todos padecen su misma intolerancia y, sin querer, confirman (ejecutan, realizan) su pronóstico, negándose de tal forma que sea imposible no molestarse con ellos.

Además, quienes han llegado al estado en el que no soportan que se les niegue nada,

— Se apartan en lo posible de situaciones en las que puedan ser rechazados;

— No ofrecen nada (se abstienen de participar en eventos sociales o laborales) porque «saben» que si alguien les pide algo que no pueden cumplir, su negativa será de mala calidad, es decir, torpe, poco elegante y quizá, ofensiva;

— Se construyen una personalidad independiente, solitaria, con algo de autista, porque —como no soportan las negativas—, no quieren pedir nada a nadie. Es decir, evitan todas las interacciones sociales, laborales, afectivas, amorosas, en las que puedan surgir situaciones que les resulten peligrosas dada su personal inhibición.

En suma: para tener una vida intensa, plena de oportunidades sociales, laborales, afectivas, es imprescindible tolerar que nos nieguen lo que pedimos para no parar de pedir, ofrecer, aceptar y negar.

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12 comentarios:

Adriana dijo...

Usted pide algo muy difícil, doc. No me siento preparada para recibir un NO como respuesta, aunque haya sido dicho, hasta con cariño. Y es como usted dice, una se va limitando, se acostumbra a no pedir, se arriesga sólo cuando está lo suficientemente segura. Hay que ser valiente para cambiar una característica de la personalidad que nos resguarda de tantas frustraciones.

Filisbino dijo...

Hay muchos libros de auto-ayuda que enseñan a decir "no". Eso me hace pensar que aprender ese arte debe ser bastante penoso.

Evaristo dijo...

Quienes ocupan un rol de poder, saben decir "no".

CHECHU dijo...

DIGO QUE NO COMO SE ME DA LA GANA

Elbio dijo...

Es real, cuando tenemos un defecto, somos proclives a imaginar que muchos otros lo tienen y actuamos como lo haríamos nosotros mismos.

Sandra39 dijo...

Las mujeres estamos más acostumbradas que los hombres a decir que NO. En algunas situaciones ellos piensan que no tienen esa posibilidad, porque quedarán mal ante sus pares.

Paty dijo...

Me gusta que trate el mismo tema en más de un blog porque así se hace más fácil de entender.

Anónimo dijo...

Aveces me niego pero como diciendo que sí. Es pura coquetería.

Martín dijo...

Yo vengo acostumbrado a tener que decir siempre sí, porque en casa no se admitían los no.

S. A. dijo...

Admito que mi forma de pedir es grosera. Siento que tengo que imponerme, de lo contrario no me harán caso.

Lola dijo...

Odio los tipos que te dicen "sí" porque no se animan a negarse, y después hacen lo que quieren.

Marta dijo...

Esto que ud. dice es típico en los adolescentes. Por suerte después la mayoría aprende a ser más amable.