Hay quienes dicen que placer y goce son sensaciones distintas.
El placer es una sensación siempre agradable mientras que el goce es el cumplimiento de un deseo, que no necesariamente tiene por qué ser agradable.
Una de las primeras ideas que llaman a atención a quienes comienzan el estudio del psicoanálisis es la simbología de las heces (la caca).
Cuando somos pequeños todo nos llama poderosamente la atención y en ese estado de ánimo, se nos ocurren ideas, asociaciones, explicaciones, significaciones, que perduran activas en la adultez aunque con un alto grado de olvido.
Decía en otros artículos (1) que una de esas asociaciones infantiles es la de caca = dinero.
Ahora les agrego que también puede verse asociada con hijos, oro, regalos y pene.
Con estos elementos podemos comprender por qué la función intestinal está cargada de simbolizaciones, deseos, fantasías.
No puede extrañarnos que muchas personas padezcan ligereza intestinal, diarreas y hasta incontinencia (encopresis), porque su deseo inconsciente es el de no poseer el sucio dinero (que en su inconsciente equivale a caca).
Alguien podría alegar: En caso de tener ese rechazo al dinero, es más fácil no ganarlo.
Pues bien, sucede que nuestra psiquis carece de sentido práctico, de pragmatismo, de lógica. Su desempeño está más cerca de la poesía que de la prosa; más cerca del arte que de la ciencia; más cerca de lo locura que de la cordura.
Podemos encontrar personas que tienen una vida económica próspera, activa, pujante, ambiciosa e inclusive avara, pero es la disfunción digestiva la que se encarga de compensar los excesos, la que ejerce una especie de purificación de algún sentimiento de culpa que pudiera sentir.
Alguien así puede tener fuertes resistencias a la cura porque está gozando, está dando satisfacción a su deseo de ser rico pero sin sentirse culpable.
(1) El dinero que da asco
Defecar a cambio de comida
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12 comentarios:
El goce puede ser maligno?
Qué cosa! Yo que soy tan generosa y seca de vientre!
Entonces un sádico siente placer y un masoquista goce?
Qué asco estar hablando de todo esto!!
Mi vida económica es pujante y mis intestinos también.
La importancia de llamarse Walter es que uno siempre tiene presente al inodoro.
Mire, yo la conclusión que saco de todo esto, es que si uno se enferma es porque quiere y no vale la pena curarse para estar peor.
Dadas mis ideas antireligiosas, le tengo una fuerte resistencia al cura y metafóricamente la cura se me hace muy dificultosa.
Mi disfunción digestiva es el producto de mis excesos.
Qué poético suena "ligereza intestinal". Uno se imagina mariposas escapando por un hoyo.
Me pregunto cuál será la situación cuando la psiquis carece de sentido práctico y la persona también.
El lavado de estómago también purifica, pero antes hay que hacer un intento de suicidio...
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