Me uno a las palabras de Eugenia. Ya andaba yo extrañando los significantes; estos mensajes cortitos y cargados de contenido. Agradezco el espacio que nos brinda.
Basta de etiquetar y de meter en una misma bolsa a todo el mundo. Esto no es bueno. Sólo genera animaversión. Predisposición a un enojo muchas veces injusto.
De un empleado público se espera el mejor de los rendimientos pero la seguridad de sus puestos les estropea el discernimiento. Empleado público se cree con muchos derechos eso es un hecho. Pero de responsabilidades... de eso anda maltrecho.
No me pasa lo mismo que a Javier. Soy de las que esperan demasiado de todos y de todo. Mis amigas dicen que es porque yo doy demasiado, pero en realidad lo que pasa es que ellas son mis amigas. Yo no soy tan así como dicen ellas. Mas bien creo que soy medio infantil.
Coincido en que esperar de los demás no es una actitud madura. Empezando que ¨los demás¨ son de una manera que nosotros imaginamos, pero también son de otra que no conocemos. De lo desconocido se puede eperar cualquier cosa.
Como se supone que los policías y los soldados nos cuidan, esperamos que nos protejan. Cuando nos protegen reprimiéndonos no nos gusta, como no nos gustaba cuando mamá no nos dejaba hacer lo que queríamos.
12 comentarios:
¡Ha vuelto, Lic.! Bienvenido.
Me uno a las palabras de Eugenia. Ya andaba yo extrañando los significantes; estos mensajes cortitos y cargados de contenido.
Agradezco el espacio que nos brinda.
Basta de etiquetar y de meter en una misma bolsa a todo el mundo. Esto no es bueno. Sólo genera animaversión. Predisposición a un enojo muchas veces injusto.
De un empleado público
se espera
el mejor de los rendimientos
pero la seguridad de sus puestos
les estropea el discernimiento.
Empleado público
se cree con muchos derechos
eso es un hecho.
Pero de responsabilidades...
de eso anda maltrecho.
Lo que pasa es que arriesgar la vida por un mal sueldo no tiene demasiado sentido, salvo que la vocación sea muy fuerte.
Yo no espero nada de nadie, aprovecho lo bueno que me dan, evito lo malo, si puedo, y si no puedo trato de mantener la paz.
No me pasa lo mismo que a Javier. Soy de las que esperan demasiado de todos y de todo. Mis amigas dicen que es porque yo doy demasiado, pero en realidad lo que pasa es que ellas son mis amigas. Yo no soy tan así como dicen ellas. Mas bien creo que soy medio infantil.
Coincido en que esperar de los demás no es una actitud madura. Empezando que ¨los demás¨ son de una manera que nosotros imaginamos, pero también son de otra que no conocemos.
De lo desconocido se puede eperar cualquier cosa.
Como se supone que los policías y los soldados nos cuidan, esperamos que nos protejan. Cuando nos protegen reprimiéndonos no nos gusta, como no nos gustaba cuando mamá no nos dejaba hacer lo que queríamos.
¿Y a ellos quién los cuida?
El único que sabe lo que puede esperarse es Dios, que todo lo sabe y lo conoce.
Me gustan las mujeres policías. En general son más humanas.
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