¡Qué paradoja! Los deseos más queridos quizá sean los insatisfechos pues de ellos nunca nos olvidamos.
12 comentarios:
María Filomena
dijo...
Soy una maestra gorda, falda larga y ancha, sin cintura, aburrida y con cabello entre cano, pero sueño con despertar siendo Ana Obregón. (Perdón, téngase en cuenta mi edad).
Un día -no hace tanto- despertó Ana Obregón y mientras se ponía la blusa observó la falda que descansaba sobre la silla y pensó: ¨esa falda larga y ancha, sin cintura, mas bien parece la falda de una aburrida maestra de cabello entrecano¨.
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Soy una maestra gorda, falda larga y ancha, sin cintura, aburrida y con cabello entre cano, pero sueño con despertar siendo Ana Obregón. (Perdón, téngase en cuenta mi edad).
Nos pasamos olvidando deseos insatisfechos. Tratamos de vivir con lo que hay.
Según mi religión los deseos insatisfechos llevan a la santidad, porque casi todo lo que se desea es pecado.
Un día -no hace tanto- despertó Ana Obregón y mientras se ponía la blusa observó la falda que descansaba sobre la silla y pensó: ¨esa falda larga y ancha, sin cintura, mas bien parece la falda de una aburrida maestra de cabello entrecano¨.
El abuso de deseos insatisfechos agrava la neurosis.
Los deseos insatisfechos engordan.
Vivo insatisfecho para no olvidarme de que vivo.
Cuando los deseos insatisfechos dejan de funcionar como motores y pasan a ser lastre, el vehículo, indefectíblemente, se detiene.
De los deseos satisfechos no me olvido, porque me gusta repetir!
Me acuerdo que cuando era niña, mis padres a mis deseos le llamaban caprichos.
Los deseos más queridos tienen muchos dueños.
El día que a Ana Obregón le sucedió lo que dice Oscar, se desnudó y comenzó a bailar entorno a un caño. Desde entonces, tengo esperanzas.
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