miércoles, 25 de enero de 2012

Significante Nº 1.099

¡Qué paradoja! Los deseos más queridos quizá sean los insatisfechos pues de ellos nunca nos olvidamos.

12 comentarios:

María Filomena dijo...

Soy una maestra gorda, falda larga y ancha, sin cintura, aburrida y con cabello entre cano, pero sueño con despertar siendo Ana Obregón. (Perdón, téngase en cuenta mi edad).

Norton dijo...

Nos pasamos olvidando deseos insatisfechos. Tratamos de vivir con lo que hay.

Olga dijo...

Según mi religión los deseos insatisfechos llevan a la santidad, porque casi todo lo que se desea es pecado.

Oscar dijo...

Un día -no hace tanto- despertó Ana Obregón y mientras se ponía la blusa observó la falda que descansaba sobre la silla y pensó: ¨esa falda larga y ancha, sin cintura, mas bien parece la falda de una aburrida maestra de cabello entrecano¨.

Eduardo dijo...

El abuso de deseos insatisfechos agrava la neurosis.

la gordis dijo...

Los deseos insatisfechos engordan.

Lucas dijo...

Vivo insatisfecho para no olvidarme de que vivo.

Marisa dijo...

Cuando los deseos insatisfechos dejan de funcionar como motores y pasan a ser lastre, el vehículo, indefectíblemente, se detiene.

Laura dijo...

De los deseos satisfechos no me olvido, porque me gusta repetir!

Julieta dijo...

Me acuerdo que cuando era niña, mis padres a mis deseos le llamaban caprichos.

Gaspar dijo...

Los deseos más queridos tienen muchos dueños.

María Filomena dijo...

El día que a Ana Obregón le sucedió lo que dice Oscar, se desnudó y comenzó a bailar entorno a un caño. Desde entonces, tengo esperanzas.