domingo, 16 de octubre de 2011

Un diablo pobre es menos dañino

El temor a los demonios es en realidad un temor al deseo. Una técnica para controlar el deseo es quitarle recursos económicos (dinero).

Los demonios suelen ser de sexo masculino (diablo, Satanás, Lucifer, Mefistófeles, Belcebú, anticristo, mandinga, íncubo) aunque para evitar reclamos sexistas también tenemos algunas femeninas (brujas, arpías, hechiceras).

Estas figuras mitológicas son creadas

— para identificar el origen de ciertos males, y para
— intentar neutralizarlos mediante técnicas exorcistas.

El miedo fundamental es al dolor, a vernos en una situación desesperada, aterrorizados porque vemos cómo nuestra vida se extingue en un mar de sufrimientos.

Si esto pudiera ser percibido serenamente, quizá veríamos que estas imágenes tan escalofriantes no son otra cosa que el determinismo dentro del cual vivimos, esto es, que no tenemos control sobre nuestra existencia.

En otras palabras, tenemos mucho interés en conservarnos y para eso soñamos con poseer el poder suficiente para ser eficaces en esa conservación.

Necesitamos pensar que podemos evitar las enfermedades, el envejecimiento, las pérdidas materiales, la pérdida de seres queridos, del amor de otras personas y cada poco nos aparece alguna evidencia de que en realidad no poseemos ese control de nuestro patrimonio psíquico, afectivo, biológico, económico.

La «caja negra», el dispositivo imaginado desde el cual somos controlados, es el inconsciente.

Esta parte nuestra podría ser perfectamente un demonio que nos habita, pues esporádicamente algo nos falla, en algo nos equivocamos, algo nos sale mal y ese anhelado control se pierde.

Peor aún, nuestro deseo no es controlable aunque no paramos de ejercitarnos en su domesticación, le ponemos barreras para que no nos sabotee, nos traicione, nos lleve a la perdición.

En suma: Es posible pensar que una buena estrategia para controlar a los demonios que se expresan mediante el deseo, consista en quitarles esa herramienta fundamental para sus actividades destructivas: el dinero.

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13 comentarios:

Juan dijo...

El piromaníaco destruye barato.

Macarena dijo...

Un diablo pobre es lo mismo que un pobre diablo. Nadie pone interés en él.

Irene dijo...

Otra técnica para controlar el deseo es agotarlo hasta que se duerma.

Lola dijo...

Es lindo agotar el deseo, después de dejarlo galopar...

Sandra39 dijo...

Habrá más demonios masculinos porque los salarios son desiguales.
MUJERES: a igual tarea, igual salario!!!

Ernesto dijo...

Un deseo sin recursos económicos vive en el sur. Y tiene mucha potencia.

Malena dijo...

El íncubo y la esfera se casaron y tuvieron hechiceras incúbicas.
Cuántos problemas trajeron esas chicas!

Ellen dijo...

Desde que me exorcisaron, ya no vienen a filmar...

Joaquín dijo...

El Bulevar de los Sueños Rotos desemboca en el Mar de los Sufrimientos. Por sus costas se extiende una bella ciudad, muy poco visitada por los turistas, y, a decir verdad, odiada por los lugareños.

Humberto dijo...

No tenemos ni el más remoto control sobre nuestra existencia. Mucho menos desde que inventaron el control remoto universal. Vaya a saber uno, quién es el que nos está cambiando de canal!

Martín dijo...

A mi madre siempre le dicen que está bien conservada.
Será porque es tan artificial...

Julián dijo...

Bien que el día del patrimonio podrían dedicarse a restaurar patrimonios averiados.

Estela dijo...

Siempre le digo a mi marido que algo le falla, pero él nunca piensa en su inconsciente.