sábado, 1 de octubre de 2011

Significante Nº 1.030

— ¡Pero señor, cruzó con la roja y destrozó mi coche con el suyo!
— ¿A sí? Con un par de llamadas vendrán varios testigos que dirán lo contrario.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que habrá alguna atención para los testigos...

Oscar dijo...

Es un error producto de la sobervia pensar esta situación como injusta. Lo digo porque me observé tentado a detenerme en un análisis ético, cuando en realidad aquí lo que tenemos es un fenómeno producto del azar y una forma de reaccionar que es hija, indudablemente, del instinto de supervivencia.
El señor de corbata se enoja con el boliviano. Y el boliviano se defiende. Acaso ud cree que sería una actitud recomendable poner en riesgo la subsistencia propia y la de su familia, dándole la espalda olímpicamente al espíritu corpirativista de la empresa, sólo por indemnizar a ese señor?
La Naturaleza no es justa en sus retribuciones (al boliviano lo hizo nacer indígena; se imagina que horrible!), por tanto sería sobervio pensar que nosotros, simples mortales, podríamos aspirar a ser justos en nuestro comportamiento cotidiano. Cada cual se defiende como puede, y si el boliviano colectivero le muerde los tobillos al jóven de camisa blanca y corbata... y bueh, así son las cosas. Adaptémonos a la realidad, que para algo tenemos cerebro humano, y dejemos de llorar culpabilizando a los corruptos, a la falta de moral, a los prepotentes, a la ley del más fuerte, etc, etc.
A llorar al cuartito.

Enrique dijo...

Chocar el auto te pone en una situación vital desgraciada. Pensás en qué sentido tiene todo esto, para qué tanto esfuerzo, otra vez me van a subir la cuota del seguro, qué loco fui votando a la izquierda... pensás en muchas cosas, hasta en la muerte pensás.

Iris dijo...

En esta situación un sí habría sido lo más lógico y sano: "vamos a hacer las cosas como corresponde, hermano", "sí jefe, faltaba más".

Cándida dijo...

Lo importante es que no hubo que lamentar una vida.
Perdón... ya saben, lo que quiero decir es que no se perdió ninguna vida, que lamentar la vida es algo feo, porque hay que agradecer la vida, y estar vivo es algo maravilloso, aunque pierdas todo, pero bueno, la vida no la perdiste, no tenés que lamentar tu vida, es decir, lamentar la vida que habrías perdido, que por más que haya sido una vida lamentable, fue la que se tuvo.

Álex dijo...

Hay que estar muy atento a estas injusticias y siempre que haya oportunidad denunciarlas.
Yo no entiendo cómo hay gente que pierde tiempo con cosas tan abstractas como la lucha de clases y cosas por el estilo.

Róbert dijo...

Todos nos quedamos sin saber qué daños sufrió la unidad de transporte colectivo. Si vamos a decir las cosas, vamos a decir todo.

Gabriela dijo...

Los testigos repetían "suyo el coche que destrozó la luz roja, suyo, suyo". Y todos los que presenciábamos la escena derramábamos lágrimas por esa luz roja irremplazable, que nos advertía del peligro.