No estoy de acuerdo con los 10 mandamientos porque son absolutos, no toman en cuenta las circunstancias. Por ej, dice uno: "no matarás", pero todo depende de las circunstancias. Como cantaba nuestro querido Zitarrosa "a la mujer cuando es mala no hay palo con que pegarle"
El oriental es un machista recalcitrante. Un hombre que justifica la violencia hacia la mujer. Es un cobarde que se ampara en su superioridad física. En una palabra: DETESTABLE.
Me pasó al revés, me casé con ella porque era linda y la eliminé de mi vida porque eran insoportables sus celos, su falta de autonomía, su actitud posesiva, sus quilos demás, sus ronquidos, las cremas que usaba por las noches, sus jaquecas, su mal aliento y por sobre todas las cosas su madre.
11 comentarios:
¿Cocinaba mal acaso? (parece un homicidio clásico por mala praxis culinaria. Los jueces gordos siempre absuelven estos casos).
Debe de haberlo agarrado en un mal momento...
Qué lástima, tenía lindas piernas.
No estoy de acuerdo con los 10 mandamientos porque son absolutos, no toman en cuenta las circunstancias. Por ej, dice uno: "no matarás", pero todo depende de las circunstancias. Como cantaba nuestro querido Zitarrosa "a la mujer cuando es mala no hay palo con que pegarle"
El oriental es un machista recalcitrante. Un hombre que justifica la violencia hacia la mujer. Es un cobarde que se ampara en su superioridad física. En una palabra: DETESTABLE.
Nos casamos para ser respetuosos con el mandato Divino.
Tuvimos que lapidarla porque lo incumplió.
Fue más humano que tirarle ácido en la cara.
Mil motivos me llevaron a convertirme en un asesino y sólo uno fue el que me llevó a mi propia muerte: una bala.
Para matar o morir, con un motivo alcanza.
Nos casamos para fundar una familia y unir nuestros respectivos patrimonios. Lo maté porque entró a mi cuenta.
Me pasó al revés, me casé con ella porque era linda y la eliminé de mi vida porque eran insoportables sus celos, su falta de autonomía, su actitud posesiva, sus quilos demás, sus ronquidos, las cremas que usaba por las noches, sus jaquecas, su mal aliento y por sobre todas las cosas su madre.
Me terminé casando porque ella tenía como mil hermanos que me miraban con una actitud amenazante.
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