Cuando te divorcias (y sobre todo si tuviste hijos con tu pareja) el sentimiento es de fracaso y frustración. Hubo un proyecto de dos que quedó trunco, expectativas no cumplidas y frecuentemente un collar de heridas mutuas.
El único problema del matrimonio es la convivencia, la rutina, los cuernos, las diferencias de criterios, la educación de los hijos, los temas económicos, la familia del cónyuge, la pérdida de privacidad, el costo del divorcio, la psicoterapia para los hijos, los días de visitas, las vacaciones, las fiestas familiares... Igual me encantaría casarme con el gordo!
Tanto el casamiento como el divorcio pueden verse como experiencias y no como fracasos: el casamiento como una experiencia maníaca y el divorcio como una experiencia depresiva.
creo en la pasión, en esa deliciosa locura transitoria y predico las enseñazas de un matromonio de doce años: no hay nada que atente tanto contra la pasión y el amor como el matrimonio, y recuerden esto: casarse no es necesario
11 comentarios:
Eres una mezcla extraña; en algunos aspectos conservador y en otros bastante transgresor.
Los muñequitos de la torta dándose la espalda están muy graciosos.
Me gustaría guionar una película que se llamara: "El matrimonio o el fracaso de una ilusión"
Cuando te divorcias (y sobre todo si tuviste hijos con tu pareja) el sentimiento es de fracaso y frustración. Hubo un proyecto de dos que quedó trunco, expectativas no cumplidas y frecuentemente un collar de heridas mutuas.
Me casé porque no aguantaba verlo tan libre.
No me casé porque no confiaba en mí.
El único problema del matrimonio es la convivencia, la rutina, los cuernos, las diferencias de criterios, la educación de los hijos, los temas económicos, la familia del cónyuge, la pérdida de privacidad, el costo del divorcio, la psicoterapia para los hijos, los días de visitas, las vacaciones, las fiestas familiares... Igual me encantaría casarme con el gordo!
Ay! qué linda torta. Viéndola ya me imagino el vestido, el salón de fiesta, el vals y toda la paquetería de nuestras familias reunidas.
Tanto el casamiento como el divorcio pueden verse como experiencias y no como fracasos: el casamiento como una experiencia maníaca y el divorcio como una experiencia depresiva.
A esa pareja le fue mal porque arrancaron con rosas amarillas que auguran envidia. Seguro que fueron una de esas típicas parejas competitivas.
creo en la pasión, en esa deliciosa locura transitoria y predico las enseñazas de un matromonio de doce años: no hay nada que atente tanto contra la pasión y el amor como el matrimonio, y recuerden esto: casarse no es necesario
Publicar un comentario