«Dime con quién andas y te diré quién eres» es un refrán que parece antiguo, gastado, ineficaz, pero no: Está vigente y funciona bien.
Su eficacia proviene de la fe que podamos inspirar como para que otros crean en nosotros.
Lo que necesitamos que crean es lo que para ellos sean méritos:
— entre comerciantes puede ser el infalible cumplimiento de lo pactado;
— entre amigos y amantes, la fidelidad;
— entre delincuentes, el apoyo incondicional en situaciones difíciles.
Nuestra cultura está fuertemente diseñada para optimizar la ganancia de los capitalistas y para eso se aplica —entre otras— la fórmula del filósofo italiano Nicolás Maquiavelo (1469 - 1527): «divide y reinarás».
Somos estimulados para ser individualistas, para disminuir al mínimo las asociaciones, cooperativas, empresas y para vincularnos individualmente con los proveedores.
Porque están debilitados sistemáticamente los vínculos que permitan demostrar si somos confiables o no como personas y como ciudadanos, aparecen las tarjetas de crédito.
Ahora el «dime con quién andas...» se convirtió en «dime qué tarjeta de crédito tienes y te diré cuánto podemos confiar en ti».
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10 comentarios:
Sólo podemos amar aquello que se nos parece. ¿Será que sólo podemos amarnos a nosotros mismos?
Los políticos están vigentes mientras la gente con la que andan sigue "ubicándose" gracias a su enorme capacidad de colocación.
(me refiero a esa enorme capacidad de colocarse en el lugar de la gente)
Me parece que a Morgana le saltó la envidia igual que a liebre chamuscada.
5 tarjetas y además dólares!
Sin duda, esa es la billetera que perdí.
Yo tengo "la tarjeta de los uruguayos", esa que tiene el nombre de un cetáceo.
Parece que ser uruguayo no resulta de lo más confiable.
Estuve en el clearing pero en lugar de limpiarme me ensuciaron más.
Es paradójico, a veces las personas a las que más amamos son las que nos parecen menos confiables.
Ta clavado! El que no tiene capital está frito.
A los delincuentes hay que reconocerles su incondicionalidad.
Te roban en cualquier condición y lugar.
Las tarjetas a mí me las entregan sin que las pida.
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