Les comentaba en el artículo titulado Dólares o euros que la confianza en la moneda de un país implica aceptar cierta subordinación a los criterios legales, políticos e ideológicos de ese país (lo habiten o no).
De esto deducía que el instinto de poder que tenemos los seres humanos puede expresarse por la credibilidad que inspire el dinero emitidos por la comunidad que conformen.
De hecho un europeo parece más confiable que un brasilero porque el euro es más confiable que el real. El poderío que está desarrollando China hace que muchas personas estén pensando en estudiar su idioma y en convertir sus depósitos en dólares a yuanes.
Enterados de este fenómeno psicológico y masivo, algunos comercios han creado una moneda interna que entregan a sus compradores frecuentes (a modo de bonificación) para que luego la gasten dentro de su propia empresa.
Muchas personas se entusiasman con estos regalos en moneda interna (puntos, tantos, millas, metros, créditos) y se esfuerzan por hacer más compras que les aumente el saldo acreedor de su cuenta.
En algunos casos estos adherentes programan sus gastos extraordinarios para ser pagados con ese dinero: regalos, reposición de electrodomésticos averiados, gastos imprevistos.
Por esta vía las empresas logran aumentar su poder sobre sus clientes habituales, aprovechando la credibilidad que en ellos inspira su forma de tratarlos (buena y variada mercadería, financiamiento, buenos precios, servicio post-venta, ofertas especiales, saludos personalizados el día del cumpleaños, emisión de tarjetas de crédito).
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10 comentarios:
Espero que este artículo caiga en manos de mi mujer. Ganaríamos evitando compras innecesarias y en discusiones inútiles.
No intento gastar más pero sí logran que gaste siempre con ellos (en el supermercado donde acumulo puntos). Pensándolo bien, de hecho termino gastando más porque no busco precios en otros lados.
En un shopping de mi ciudad han acondicionado un lugar especial para los "compradores frecuentes". No es casualidad que esté en el piso superior, al que se accede además por una escalera mecánica iluminada al estilo Las Vegas.
Nada me causa más furia que mi madre me muestre las tarjetas de felicitaciones por su cumpleaños que recibe puntualmente todos los años del centro comercial.
El brasilero no es confiable pero se compenza porque está acostumbrado al uso de preservativo.
Me entregaron un billete falso pero era completamente creíble.
A mí los europeos siempre me parecieron más confiables que los norteamericanos, aún cuando su moneda valía más.
Aunque ahorrar en yuanes pueda ser un buen negocio, no me animaría porque nunca los vi, ni siquiera en foto.
Los europeos son todos europeos pero siguen siendo muy distintos.
Mi hermano me regala cosas que no necesito para aprovechar los puntos del supermercado. Le voy a pagar con la misma moneda.
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