En el artículo publicado hoy titulado Siempre aparece alguien más astuto, comento la última y más grande estafa de la historia y menciono sólo a tres de sus víctimas más conocidas por todos.
A veces tenemos la impresión de que las personas que se destacan por alguna destreza que les da fortuna material, casi no cometen errores.
Quizá nadie esté a salvo de las consecuencias negativas del pensamiento mágico.
Esta forma de ver la realidad, incluye brujas, hadas, milagros, fantasmas, numerología, adivinación.
La gran estafa perpetrada por Bernard L. Madoff, no sólo contó con su cara de bonachón, su astucia y la suerte, sino que también contó con el pensamiento mágico de personas muy ricas.
Éstas pensaron que es posible hacer milagros, que existen misteriosos negocios que son más rentables que todos los demás, que hay personas que tiene poderes sobrehumanos, que puede existir un banquero capaz de multiplicar el dinero con procedimientos mágicos. Además creyeron que su inversión en este «gran negocio» fue una señal de que su dios predilecto los orientó hasta «el genio de las finanzas» como una señal de aprobación.
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11 comentarios:
El genio de las finanzas hizo magia para sí mismo.
La ambición es como la desesperación (me quedó en versito!). No tienen control de lo que hacen. La racionalidad es la primer afectada.
Los empresarios más encumbrados tienen su tarotista bien escondidito. A cada reunión de negocios van con el horóscopo leído.
Recordemos que los guerreros más sagaces, tomaban en cuenta los sueños, el dictamen de los adivinos, las cartas astrológicas propias y del enemigo.
Es parte de la humildad de un sujeto psíquicamente sano, asumir que el pensamiento mágico estará ahí siempre y que influirá aunque no lo queramos.
Bien Ofelia, al fin alguien racionalmente intuitiva. Es así, tal cual como lo dices.
"Los ricos también se equivocan" lindo nombre para un culebrón.
Muy sugerente la foto. Creo que voy a armar una galería con las que usted elige para los artículos.
Me parece que esa impresión que ud. tiene de que las personas muy ricas no cometen errores, es algo bastante personal suyo.
Tiene razón, no se puede creer en los milagros, aunque a veces suceden.
Me doy cuenta que jugar al Cinco de Oro es como creerse el hijo predilecto de dios.
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