Los líderes deben saber cómo administrar la energía de los liderados para alcanzar los objetivos que beneficien a todos.
Lo digo de otra forma: los gobernantes deben saber cómo aprovechar las actitudes voluntarias de los ciudadanos, para alcanzar objetivos que beneficien a todos.
Hay personas que —por alguna razón que el psicoanálisis podría explicar—, no pueden evitar el «hacer obras de bien», tales como:
Dar de comer a los menesterosos, construir casas gratis, juntar fondos para asistir a los pobres, realizar fiestas de beneficencia.
Los líderes-gobernantes saben que esa energía está disponible entre sus administrados y que sería un imperdonable desaprovechamiento de recursos naturales prohibir o desestimular las acciones voluntarias que nacen inevitablemente de algunos ciudadanos.
Imaginen un pueblo que no explotara sus minas de oro, los yacimientos petrolíferos o la fertilidad de su territorio.
El deseo de dar que tienen algunos ciudadanos es una energía tan disponible como la eólica, hidráulica o térmica.
Si las instituciones de un país no las canalizaran, seguramente estos ciudadanos se verían forzados a hacer beneficencia en forma clandestina.
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11 comentarios:
La palabra beneficencia huele mal.
Los leones son poderosos en tal medida que hasta les sobra para repartir a los demás.
En esta selva son los reyes; a ellos se les debe rendir respeto y culto,
El voluntariado es una fuente de energía muy importante que no debe ser despreciada. Además no contamina (lamentablemente, en este caso).
Si yo fuese muy, muy pobre y viera a la gente que asiste a las fiestas de beneficencia, tendría muchas ganas de vomitarles encima.
A nosotros nos pasó eso mismo que ud comenta. Tuvimos que hacer beneficencia en forma clandestina. Debo reconocer que con los muchachos nos divertimos mucho, estuvo bueno porque andábamos con la adrenalina a mil.
Mi hija de 4 años me preguntó "por qué a la gente de un techo por mi país no les gusta la lluvia?".
Adoro a las ciudadanas que tienen enormes deseos de dar.
Lo mejor es que nos beneficiemos todos. Por eso a no olvidar: enseñemos a pescar y no regalemos el pescado.
Por mí... si me quieren regalar el pescado ta todo bien.
Los feroces leones deben hacer el bien a diario para lavar la sangre que corre por sus fauces desde el pecado original.
Su visión deja de lado la voluntad. Parece que nos ve como máquinas automáticas.
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