Sobornar es corromper a alguien con regalos para que haga algo que de otra forma no haría.
Por ejemplo, alguien entrega dinero para financiar una campaña electoral a cambio de que el futuro gobernante tenga un trato preferencial hacia el donante.
Pero existen otros tipos de soborno sin dinero.
Los regalos en general procuran influir sobre quien los recibe. Los regalos siempre se dan para recibir algo a cambio: afecto, consideración, privilegios, amor u otro regalo.
Seguramente quienes regalan dinero u objetos para modificar la conducta de alguien, no piensan que con ese gesto están corrompiendo.
Más aún: quienes reciben esos regalos, suponen que el otro lo hace desinteresadamente, que sólo lo hace por afecto, porque «le cayó en gracia».
El tráfico de regalos no es sincero.
Se entregan y reciben pensando lo que no es.
Deliberadamente se niega el deseo de modificar al otro.
Nadie llega a reconocer que la intención más profunda equivale a destruir (corromper) a quien lo recibe para transformarlo en alguien más adecuado a los intereses del que entrega el obsequio.
●●●
12 comentarios:
Los dichos populares además de humorísticos pueden ser verdaderos:
a regalo grande, pene chico!
Cuando no hago regalos por compromiso (los consabidos regalos del día de, o los del amigo invisible y ese tipo de estupideces) regalo a las personas que amo para sobornarlas con la finalidad de que me sigan amando.
Es frecuente que esas personas a las que amo, también me amen a mí; por ese motivo se sienten felices al recibir mi obsequio: ellos esperan exactamente eso, que yo necesite el amor que me brindan. En esos casos los regalos nos hacen muy felices porque el soborno es mutuo y su resultado gratificante para ambas partes.
Ud sí que es gracioso! El tráfico de regalos!
Me encantó.
No estoy seguro de estar en lo cierto, pero igual me voy a arriesgar. Creo que los regalos tuvieron su origen en las ofrendas que se les hacían a los dioses con la finalidad de conseguir algo a cambio, ya fuesen buenas cosechas, lluvia, fecundidad, o lo que fuera.
Por ese motivo me parece muy lógico su planteo.
Le digo a M. José que con los regalos de compromiso también soborna. Lo que está queriendo conseguir es aceptación social.
Más que modificar al otro, lo que se busca con los regalos es que el otro no deje de darnos lo que había empezado a dar; que no se le ocurra una mañana levantarse y decirnos: "sabés una cosa, ya no te quiero más".
No se trata de destruir al otro; sólo se intenta persuadirlo para que siga favoreciéndonos.
La amo porque me regala su tiempo.
...Y en ese tiempo chingamos abierto!!!
Es imposible no regalar. Sean objetos, sentimientos, ideas, siempre estamos regalando. En el único momento que no regalamos es cuando intercambiamos lo que damos, hacemos o sentimos, por dinero; a esto último se le llama trabajo.
Cuando el regalo se hace para recibir amor, se hace por afecto.
Si concordamos en que no hay nada peor que resultar indiferentes a quienes nos rodean, podríamos decir que no hay regalo más grande que recibir afecto.
Bien vale qur ese regalo sea correspondido, para que nunca falte.
Por suerte nunca me destruí por dinero, pero sí me he destruído por amor.
Publicar un comentario