sábado, 30 de enero de 2010

La resignación del conformismo

Hace un tiempo comencé a dudar de algunos conceptos que parecen opuestos.

Comencé cuestionándome el yin y yang de algunas filosofía orientales. Lo acepto para dualismos tales como frío-calor, oscuridad-luz, movimiento-quietud, pero cuando llegamos a hombre-mujer, no estoy de acuerdo.

El hombre y la mujer no son ni opuestos ni complementarios: son dos formas del ser humano —que al solo efecto de la función reproductiva son complementarios—, pero que en casi todo lo demás, son simplemente diferentes, no correspondiendo decir que uno es activo y el otro pasivo, uno severo y el otro cariñoso, uno fuerte y el otro débil.

Seguí cuestionándome la oposición amor y odio, entonces dije para mí: ¡No estoy de acuerdo! El odio es un sentimiento tan fuerte hacia otra persona como lo es el amor. La destructividad del odio puede ser muy parecida a la destructividad del amor cuando el enamorado pretende gobernar al objeto de su amor.

¿Cuál es entonces el opuesto del dúo amor-odio? Por ahora creo que es la indiferencia. Si con el amor y el odio mantengo un vínculo con un semejante, con la indiferencia ignoro al semejante, está muerto para mí.

Al poco tiempo asocié estas ideas y llegué a otro cuestionamiento, porque no me pareció justo que lo contrario de valiente sea cobarde. Con estos dos adjetivos estoy diciendo que alguien tiene miedo, pero así no avanzo en absoluto porque todos tenemos miedo. La diferencia está en que uno supera el miedo y el otro no.

¿Cuál es entonces el opuesto del dúo valiente-cobarde? Por ahora creo que es conformista, resignado, el no poder luchar por lo que necesitamos o deseamos.

Nota: la imagen representa al conformismo [uniformes, prendas idénticas, hacer lo que hacen otros], al lado de un no-conformismo [la prenda diferente].

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14 comentarios:

Jackeline dijo...

No se esfuerce en demostrar que el hombre y la mujer son diferentes.
De todos modos, ni el hombre, ni la mujer, existen.

Paty dijo...

Me gusta este artículo, se parece a una fábula o algo así.

Isabel dijo...

Eres muy valiente; no cualquiera se anima a criticar el milenario yin y yang.

Eduardo dijo...

Esa camisola no es disconformista.
Es de mal gusto.

Eusebio dijo...

No sé si las mujeres tienen entre ellas algo en común más allá de la vagina y los pechos.

Marcia dijo...

El sexista de Eusebio no es capaz de reconocer que entre uno y otro hombre hay un abismo; eso no sucede sólo entre las mujeres.
Y nosotras sí tenemos algo en común: la necesidad de defendernos de ustedes.

Oriente dijo...

Quizás un Físico pueda argumentar que los dualismos que ud menciona no son en realidad opuestos.

Rulo dijo...

Que quede bien claro: voy a hacer huelga de brazos caídos por valiente y no por resignado.

Roxy dijo...

Estoy de acuerdo contigo, doc.
Un divorcio se consuma cuando el odio es suplantado por la indiferencia.

Damián dijo...

De las dos formas del ser humano, prefiero la forma de las suaves colinas a los picos... (sobre todo a los picos nevados)

Carina dijo...

Es horrible andar por la vida plagada de opuestos y complementarios... No hay nada que hacerle, somos bichos raros.

Luisa dijo...

La parte que más me gustó fue cuando ud dijo: No estoy de acuerdo!

VirCamino dijo...

Puedes conformarte con lo que te tocó, pero no resignarte a que siempre vaya a ser así... yo no creo que sea lo mismo!! Creo que un resignado, es una persona conformista y además pesimista, por no creer que las cosaas puedan ir a mejor... Creo que puedes ser conformista con el presente, pero no por ello dejar de luchar por un futuro mejor!! (MUCHA SUERTE A TOD@S!!)

E.A.P. dijo...

Considero que Resignación y Conformismo son una misma actitud: Aceptación. Pero un acto, puede ser valorado positiva o negativamente según su intención. Me gusta pensar la Resignación como la aceptación de lo inevitable, reconocimiento de las propias limitaciones y ejercicio necesario para colocar nuestra potencialidad en los próximos pasos, hacia una evolución. El Conformismo, me remite a una falta de compromiso, incluso irresponsabilidad, pues no intenta cambiar lo inconveniente, con la consiguiente decadencia.