Por qué no se usan? Es que le tememos a la tormenta? Deseamos oscuramente la destrucción y el fuego? No nos animamos a elevar esa fálica aguja hacia el cielo? Creemos que los árboles se inmolarán para protegernos? Tememos pinchar a un ángel, o simplemente ya no son necesarios?
No Paty, el que ataca es el rayo. El pararrayos es parte de la defensa. El ataque viene del cielo. Los dioses expresan su furia. Los humanos nos animábamos a desafiarlos con una rústica punta de hierro.
9 comentarios:
El pararrayos grita "pará rayo!", y el pararrayos igual ataca.
Puede ser, pero cuando un pararrayos atrapa a un rayo, lo hace desaparecer.
Qué foto espectacular! La quiero para fondo de pantalla.
Por qué no se usan? Es que le tememos a la tormenta? Deseamos oscuramente la destrucción y el fuego? No nos animamos a elevar esa fálica aguja hacia el cielo? Creemos que los árboles se inmolarán para protegernos? Tememos pinchar a un ángel, o simplemente ya no son necesarios?
No Paty, el que ataca es el rayo. El pararrayos es parte de la defensa. El ataque viene del cielo. Los dioses expresan su furia. Los humanos nos animábamos a desafiarlos con una rústica punta de hierro.
En realidad las tormentas eléctricas no son más que los impulsos que viajan de una dendrita al enorme cuerpo de una neurona, que es la Tierra.
Así es Cosme, y esas neuronas le pertenecen a un ser enorme que nos piensa y nos ha condenado a sus designios.
Lo que sucede es que las tormentas eléctricas hacen mucho trabajo aeróbico, mientras que los pararrayos hacen una vida completamente sedentaria.
Tlaloc, el dios azteca de la lluvia, nos ataca con sus rayos para que nos quede claro que el agua cae del cielo pero no es gratis.
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