El
cuerpo femenino emite fragancias según esté o no enamorada, que alejan o atraen
a los demás hombres.
El
cuerpo de una divorciada emite un perfume (feromona) que, según los vientos,
puede viajar cientos de kil ómetros.
Un
varón puede atravesar el desierto hechizado por el perfume de una mujer en
celo.
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